A pesar de lo absurdo que pueda resultar pensar hoy en día en la implementación de campos de concentración, es una aterradora realidad que amenaza con la libertad de los ciudadanos estadounidenses. Si bien puede sonar como una simple exageración, la verdad es que se trata de una de las estrategias sugeridas por los CDC para “evitar los contagios de COVID”.
Aunque se trata de un tema importante, poco eco se ha hecho de esta aterradora perspectiva. De hecho, cuando se habla al respecto, suele tildarse de conspiranoicos a quienes temen ser arrebatados de sus hogares y confinados a un campo de concentración.
En un documento publicado por los CDC se detalla de manera espeluznante las sugerencias, que resultan más una normativa que una simple indicación, de como manejar estos campos de concentración que quieren llamar “zonas verdes”.
Un análisis de estas directivas, pueden dejar a aterrado a cualquiera. El documento fue inicialmente publicado en julio de 2020, pero ha resugirdo recientemente al comenzar a sonar cada vez más la posibilidad de que se vuelva una realidad.
Los lineamientos comienzan con una pequeña introducción que admite lo preoucpante de esta estrategia:
Este documento presenta consideraciones desde la perspectiva de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos para la implementación del enfoque de blindaje en entornos humanitarios, tal como se describe en los documentos de orientación centrados en los campamentos, las poblaciones desplazadas y los entornos de bajos recursos. Este enfoque nunca se ha documentado y ha suscitado preguntas y preocupaciones entre los socios humanitarios que apoyan las actividades de respuesta en estos entornos. El propósito de este documento es destacar los posibles desafíos de la implementación del enfoque de blindaje desde la perspectiva de los CDC y orientar el pensamiento en torno a la implementación en ausencia de datos empíricos.
Posteriormente, pasa a definir que sería este “enfoque de blindaje”:
El enfoque de blindaje pretende reducir el número de casos graves de COVID-19 limitando el contacto entre las personas con mayor riesgo de desarrollar la enfermedad grave (“alto riesgo”) y la población general (“bajo riesgo”). Los individuos de alto riesgo serían reubicados temporalmente en zonas seguras o “zonas verdes” establecidas a nivel de hogar, barrio, campamento/sector o comunidad, dependiendo del contexto y el entorno.
Dentro de las consideraciones que los CDC aportaron a este plan de blindaje valen destacar algunas realmente preocupantes; se habla de la asignación de “monitores” de zonas verdes, y del apoyo psicológico que pueden necesitar aquellos apresados en estos campos frente al daño que pueden mental, social y emocional que pueden sufrir.
Si bien el documento fue publicado hace un año y aún no se han llevado a la práctica estos maléficos planes es necesario estar atento, y es que las medidas de restricción son cada vez más absurdas por lo que la implementación de campos de concentración no parece un hecho demasiado alejado de la realidad.