Matt Perna, que estaba a la espera de la sentencia tras declararse culpable de cuatro cargos relacionados con el asalto al Capitolio, murió de un “corazón roto”, dijo su familia en su obituario.
La oficina del forense del condado de Mercer confirmó el martes que Perna se suicidó en su residencia. Tenía 37 años. Su familia culpó en parte al gobierno y a la fiscalía de su caso por su destino.
Su obituario dice así:
“Su comunidad, a la que amaba, su país y el sistema de justicia mataron su espíritu y sus ganas de vivir. Los constantes retrasos en las audiencias y los aplazamientos se prolongaron durante más de un año. Por ello, el corazón de Matt se rompió y su espíritu murió y muchas personas son responsables del dolor que soportó”.
Perna se dirigió a Washington el 6 de enero para asistir al mitin de Donald Trump en el que declaraba falsamente que las elecciones habían sido robadas.
Marchó hacia el Capitolio y entró en el edificio con una sudadera de “Make America Great Again”. Permaneció dentro durante 20 minutos, grabando con su teléfono y coreando “U.S.A.” con la multitud. Más tarde publicó un vídeo en su página de Facebook en el que se presentaba junto con un coacusado, Stephen Ayres, junto con Perna y una mujer en una habitación de hotel.

En el vídeo, Perna culpó a los antifa de haber irrumpido en el Capitolio y dijo: “Esto no ha terminado, créanme. El propósito de hoy era exponer a Pence como un traidor”, una referencia al ex vicepresidente Mike Pence, que estaba llevando a cabo la certificación de las elecciones presidenciales de 2020.
Un testigo que conocía a Perna y había visto su página de Facebook de apoyo a Trump y al infundado movimiento conspirativo QAnon se puso en contacto con el FBI, al igual que un segundo testigo que lo conocía de su ciudad natal, Sharpsville.
Un graduado de Penn State, Perna había vivido en Tailandia y Corea del Sur en un momento dado, enseñando inglés, dijo su familia. También había viajado mucho por Europa, Asia, India y Sudamérica y había realizado un viaje misionero a Haití.
Su familia dijo que había asistido al mitin de Trump para “defender pacíficamente sus creencias”. Dijeron que fue “acomodado” por la policía y que no causó daños ni robó nada.
“Por este acto ha sido perseguido por muchos miembros de su comunidad, amigos, familiares y personas que nunca lo habían conocido”, decía el obituario.
Decía que los miembros de su familia estuvieron a su lado durante la persecución y que están “extremadamente orgullosos de su pasión por la vida y de haber perseguido muchos sueños”.