Una startup está lanzando globos meteorológicos capaces de liberar partículas reflectantes de azufre en la atmósfera terrestre, con el objetivo declarado de combatir el cambio climático mediante la geoingeniería solar, mientras hace caso omiso de las consecuencias negativas de tales acciones.
En la geoingeniería solar se intenta manipular el clima reflejando más luz solar lejos de la Tierra. En teoría, se cree que la liberación de azufre y otros compuestos de este tipo podría enfriar el planeta. En 1991, por ejemplo, cuando el Monte Pinatubo entró en erupción en Filipinas, liberó grandes cantidades de dióxido de azufre en la estratosfera que se extendieron por todo el mundo y provocaron un enfriamiento de 1 grado Fahrenheit durante los 15 meses siguientes. Se cree que la empresa Make Sunsets, con sede en California, lanzó los globos meteorológicos desde México.
En una entrevista concedida a MIT Technology Review, el director ejecutivo de Make Sunsets, Luke Iseman, afirmó que espera que se le califique de “villano de Bond” por lo que está haciendo la empresa. Pero insiste en que el cambio climático es una amenaza y que, dado que el mundo avanza lentamente para abordar el problema, se necesita una solución más radical.
“En mi opinión, es moralmente incorrecto que no lo hagamos”, afirma Iseman.
Lo importante es “hacerlo lo más rápido y seguro que podamos”.
Make Sunsets pretende obtener ingresos de sus esfuerzos, tratando de vender “créditos de refrigeración” de 10 dólares por liberar un gramo de partículas a la atmósfera. La empresa ha recaudado 750.000 dólares. Tiene previsto aumentar la carga útil de azufre en el futuro, así como utilizar dispositivos de telemetría y otros sensores.

Inconvenientes climáticos
Un blog de 2018 de David Keith, un destacado experto en geoingeniería solar, explica que se opone al trabajo comercial en tales tecnologías debido al hecho de que el desarrollo comercial no puede lograr la transparencia y la confianza necesarias para que el mundo tome decisiones al respecto.
La geoingeniería solar sólo debe ser realizada por “instituciones democráticas transparentes”, insistió.
“La geoingeniería solar es una modificación climática a gran escala que intrínsecamente tiene consecuencias globales difíciles de cuantificar incluso después de su despliegue. La DAC [captura directa del aire] produce una reducción de emisiones (combustibles sintéticos neutros en carbono) o una eliminación neta de CO2 (secuestro), con impactos locales que pueden medirse con razonable precisión”
En una entrevista con el MIT, Shuchi Talati, académico residente en la American University, afirma que las acciones de Make Sunset podrían acabar afectando negativamente a los estudios científicos sobre la materia, llegando incluso a reducir su financiación, impulsando los llamamientos a restringir dichos estudios y disminuyendo el apoyo gubernamental a los mismos.
Janos Pasztor, director ejecutivo de la Iniciativa Carnegie para la Gobernanza del Clima, afirmó en un correo electrónico enviado al medio de comunicación que “el estado actual de la ciencia no es lo suficientemente bueno como para rechazar, aceptar y mucho menos aplicar [la geoingeniería solar]… Seguir adelante con la aplicación en esta etapa es una muy mala idea”.
Peligros generalizados
La geoingeniería solar puede tener consecuencias devastadoras para el ser humano. Tales intentos pueden acabar alterando el ciclo hidrológico global, afectando a la actividad monzónica. Esto puede afectar a la agricultura y a la seguridad alimentaria. Reflejar la luz solar para enfriar la Tierra también puede hacer que la gente, por descuido, bombee más dióxido de carbono a la atmósfera. Un exceso de CO2 puede provocar la acidificación de los océanos.
Además, si la geoingeniería solar se detuviera repentinamente después de haberla utilizado durante algún tiempo, podría provocar un calentamiento global 10 veces más rápido. La geoingeniería solar puede reducir las precipitaciones en algunas partes de la Tierra, afectando así al ecosistema local. Esto sería especialmente perjudicial para los bosques de hoja perenne y los ecosistemas tropicales.
Un cambio en las precipitaciones, por ejemplo, puede afectar negativamente a la vegetación, lo que sería una mala noticia para la fauna que sobrevive en ellos