Una ex empleada de la empresa Big Pharma Pfizer ha proporcionado documentación que demuestra que recibir la vacuna contra el coronavirus de Wuhan (COVID-19) de la empresa aumenta la posibilidad de que una persona contraiga el virus en más de un 300%. También ha aportado pruebas de que Pfizer lo sabe pero no hace nada para solucionar el problema.
Karne Kingston, que ahora trabaja como experta en marketing farmacéutico y analista de biotecnología, ha publicado información que demuestra que Pfizer sabe que su vacuna hace que la probabilidad de infección por COVID-19 sea mucho mayor.
Para demostrarlo, Kingston ha presentado un documento informativo utilizado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) durante la reunión de un comité consultivo celebrada el 17 de septiembre. La reunión se celebró para debatir la solicitud de Pfizer de utilizar su vacuna COVID-19 como refuerzo.
Los documentos presentados durante la reunión incluyen un informe sobre un estudio realizado por Pfizer en el que se comprobó durante cuánto tiempo sus vacunas proporcionan la llamada inmunidad contra el coronavirus.
En el estudio participaron más de 36.000 personas a las que se les inyectó la vacuna. Se descubrió que el grupo de personas que recibió las vacunas en un momento anterior era significativamente más propenso a infectarse por el coronavirus que los que recibieron los refuerzos en una fecha posterior.
El grupo que se vacunó antes tenía un 7% de probabilidades de infectarse durante el periodo de estudio. El grupo que recibió el refuerzo en una fecha posterior tenía un 5,16% de probabilidades de infección. Es decir, el primero tiene un 36 por ciento más de posibilidades de infección que el segundo.
Pero Kingston señala que el estudio tiene un fallo. Este último grupo ha tenido un periodo significativo antes de recibir la vacuna en el que sus posibilidades de infectarse eran mucho menores. Pfizer no ha expuesto esta parte del estudio. “Debería haber habido más personas infectadas en el grupo de placebo porque estuvieron más tiempo sin protección”, dice Kingston.

Según Kingston explica, la conclusión del estudio es:
“La incidencia de COVID-19 aumentó en general en cada grupo de participantes en el estudio con el aumento del tiempo posterior a la dosis 2…Si tienes dos dosis de Pfizer, tu tasa de contagio aumenta con el tiempo”
Kingston ha observado la tasa de infección en el grupo de placebo durante los primeros cuatro meses del estudio, cuando no tenían ninguna “protección” contra COVID-19 adquirida por la vacuna. A continuación, la ha comparado con la tasa de infección del grupo en los cuatro meses siguientes a sus inyecciones con las vacunas de Pfizer.
“Así, cuando no fueron inyectados, su tasa de infección fue del 1,3%, y cuando fueron inyectados, fue del 4,34%. Aumentó en más de un 300 por ciento…Tenían menos infecciones cuando no tenían protección. Así que eso es un problema”.
Las vacunas COVID-19 de Pfizer están cada vez más disponibles en todo el mundo a pesar de las claras pruebas que demuestran que esta vacuna hace más peligrosa la vida de las personas, su uso sigue extendiéndose.
En los Estados Unidos, las vacunas COVID-19 de Pfizer están siendo distribuidas por el gobierno como refuerzos para las personas totalmente vacunadas. En la actualidad, las personas de 65 años o más y los adultos que trabajan o viven en entornos de alto riesgo y tienen enfermedades subyacentes pueden recibir dosis de refuerzo. Hay planes para ampliar esta medida y permitir que más personas reciban las dosis de refuerzo de Pfizer.
También se espera que el Comité Asesor de Vacunas y Productos Biológicos Relacionados de la FDA celebre una reunión a finales de octubre para revisar los datos presentados por Pfizer. Estos datos supuestamente demuestran que la vacuna es segura para administrarla a niños de entre cinco y once años.