Del 5 al 7 de diciembre se reúne en la OMS un Órgano Internacional de Negociación (INB) especial para elaborar un Acuerdo Mundial sobre Pandemias. La OMS ha publicado un borrador de este documento en su sitio web. Formalmente, la OMS cumple con los requisitos de transparencia en su trabajo. Sin embargo, encontrar en la página web de la organización este documento, que se supone debe cambiar la vida de todos los habitantes del planeta, es bastante difícil. Así lo señalan todos los que intentan estudiar el borrador de este Acuerdo antes de que se imponga a todo el mundo.
El documento mencionado concierne a todo el mundo, y especialmente a aquellos que continuarán siguiendo el desarrollo y la adopción de este documento, supuestamente diseñado para cuidar de la salud de los habitantes de la tierra ante algún tipo de “pandemias futuras”. Hay muchos términos en el Acuerdo cuyo significado exacto y específico no se explica. En general, las palabras son comprensibles, pero lo que esconden tras de sí suele quedar entre paréntesis, sólo en la mente de los redactores de este documento.
Estos términos y la vaguedad del lenguaje dejan margen para una amplia interpretación en el futuro. Esto es extremadamente peligroso, ya que este Acuerdo, una vez aceptado por los 194 países miembros de la OMS, se convertirá en legalmente vinculante y servirá como base “legal” para la creación de algún tipo de organismo supranacional cuyos poderes puedan anular el poder de los gobiernos nacionales.
El propio Acuerdo sobre Pandemias, que originalmente tenía el nombre completo de “Acuerdo Internacional sobre Prevención, Preparación y Respuesta ante Pandemias”, recibió un nuevo “nombre técnico” en el borrador publicado: “WHO CA +”. Significa lo siguiente – “convenio, acuerdo u otro instrumento internacional de la OMS sobre prevención, preparación y respuesta ante pandemias” (WHO convention, agreement or other international instrument on pandemic prevention, preparedness and response – de donde la primera palabra y las letras iniciales de la segunda y tercera palabras).
Así pues, todo el que se encuentre con esta abreviatura debe entender lo que está en juego. No es difícil adivinar por qué se matizan los significados y se cambian los nombres. Los globalistas representados por las principales corporaciones transnacionales están tratando de ocultar el verdadero significado y propósito de este documento: preparar a los países del mundo para el hecho de que, al firmarlo, aceptarán voluntariamente entregar su soberanía y las vidas de sus ciudadanos en manos de la élite globalista.
El acuerdo sobre la pandemia pretende crear un sistema de control electrónico total sobre la población de todos los países y no tiene nada que ver con la sanidad. Analicemos lo más importante del borrador del Acuerdo Pandémico.
Órgano rector
Así pues, la OMS está asustando a la población mundial con las pandemias que se avecinan, las cuales, según los funcionarios de la OMS, ocurrirán definitivamente y de las que no hay escapatoria sin el Acuerdo sobre Pandemias.
La parte más interesante del texto comienza en su parte central. El artículo 19 se refiere al “órgano rector” del Acuerdo. Se supone que tendrá una estructura en tres partes. Éstas serán: (1) La Conferencia de las Partes, que será la división más alta del “Órgano Rector”; (2) Un grupo de funcionarios de las partes, que se convertirá en una división administrativa; (3) Una Conferencia de las Partes ampliada, “que incluirá a las partes interesadas pertinentes y aportará una amplia contribución a los procesos de toma de decisiones de la Conferencia de las Partes”, a la que se hace referencia en el apartado 1.
Este es exactamente el caso de ambigüedad y vaguedad de la redacción, como se ha mencionado anteriormente. Pero, ¿qué es lo que asoma ahora a través de la niebla inducida en el artículo 19? Se trata de que algún organismo supranacional coordinará la preparación y respuesta ante pandemias a nivel mundial, en regiones y jurisdicciones nacionales.
Dado que la OMS está garantizando al mundo nuevas pandemias y no se le han ocurrido otros medios para hacerles frente que la vacunación y la declaración de una cuarentena mundial, esta “coordinación” puede significar varias cosas: una orden universal de vacunarse; la declaración, a discreción del “órgano rector”, de una cuarentena en cualquier país, o grupo de países, o una cuarentena mundial; la aplicación de otras restricciones a diferentes escalas. Teniendo en cuenta a lo que se enfrentó el mundo en la última pandemia declarada por la OMS, el margen para la imaginación es muy amplio.
Censura rígida
El artículo 16 del Acuerdo, con el pretexto de “aumentar los conocimientos sobre pandemias y salud pública”, introduce la exigencia de una censura estricta de todo tipo de fuentes de información que cuestionen los datos procedentes de la OMS y del “órgano rector”. El documento exige que cada país “mejore la alfabetización científica, así como el acceso a la información sobre las pandemias y sus consecuencias, y combata la información falsa, engañosa o desinformación, incluso promoviendo la cooperación internacional”. Es decir, para luchar contra lo que se denomina “desinformación” se espera trabajar conjuntamente a nivel internacional.
Al mismo tiempo, cada país “se compromete a: informar al público, comunicar los riesgos y gestionar la infodemia a través de canales eficaces, incluidas las redes sociales; realizar análisis periódicos de las redes sociales para identificar y comprender la desinformación y elaborar comunicaciones y mensajes dirigidos al público para contrarrestar la desinformación y las noticias falsas”. Cualquier duda expresada sobre la corrección de las decisiones del “Consejo de Administración” será declarada delito.
Los globalistas proponen “contrarrestar la desinformación” “aumentando la investigación sobre las barreras conductuales y los factores que afectan al cumplimiento de las normas de salud pública, la credibilidad de las vacunas, la ciencia y las instituciones gubernamentales.”
El extraño énfasis se pone en las vacunas. En otras palabras, si un determinado país firma el Acuerdo sobre Pandemias, entonces la información sobre el peligro, digamos, del coronavirus, se verterá sobre sus ciudadanos desde todos los hierros. La gente se verá obligada de nuevo a vacunarse. Y los puntos de vista alternativos, expresados por epidemiólogos y virólogos independientes, serán declarados “falsos y erróneos”.
Se necesita mucho dinero
El artículo 18 del Acuerdo sobre Pandemias obliga a los países firmantes a “proporcionar una financiación sostenible y previsible a través de los mecanismos existentes y/o nuevos, al tiempo que se mejora la transparencia y la rendición de cuentas, para alcanzar los objetivos del CA+ de la OMS”.
¿De dónde sacar el dinero? Encontramos la respuesta leyendo más. Para ello, “cada parte se compromete a: reforzar y priorizar la financiación nacional para prevenir una pandemia, incluso mediante una mayor colaboración entre los sectores sanitario, financiero y privado, en apoyo de la atención primaria de salud y la cobertura sanitaria universal.”
En otras palabras, cada país, a sus expensas y a las de las empresas privadas locales, que se verán obligadas a hacerlo, cumplirá sus obligaciones en virtud del Acuerdo.
Si no hay dinero propio, los países tendrán que aportar “financiación a través de los mecanismos internacionales existentes o de nueva creación, acumulando el potencial regional y mundial”.
De nuevo, amorfo y poco claro: ¿cómo acumular este potencial si no hay dinero? La respuesta parece ser ésta: recortar otras partidas de los presupuestos nacionales y redirigir los fondos al cumplimiento de las obligaciones del Acuerdo. ¿Cómo si no?
¿Dónde está su pasaporte?
El acuerdo sobre la pandemia dará a la OMS la autoridad para obligar a los ciudadanos de todos los países a vacunarse y recibir “pasaportes de vacunación” electrónicos que serán un pase a la “vida normal” y sin los cuales una persona se convertirá en un paria.
La OMS ya está trabajando en ese pasaporte mundial. Estados Unidos fue elegido como lugar piloto. Ahora bien, en el proyecto de Acuerdo publicado en el sitio web de la OMS no se indica directamente que este documento obligará a todos los países a introducir “pasaportes de vacunación” basados en un código QR, sin el cual las personas se convertirán en parias sociales.
Sin embargo, los medios de comunicación no convencionales escribieron sobre esto hace algún tiempo, informando sobre empresas específicas que, bajo los auspicios de la OMS, están trabajando para crear “pasaportes de vacunación” con el objetivo de extender esta práctica a todo el mundo.
Tampoco ha pasado desapercibido el informe de Reuters según el cual la OMS ha firmado un contrato con Deutsche Telekom “para crear una solución informática para la verificación electrónica mundial de los certificados de vacunación contra el coronavirus”.
No hay que ser un genio para comprender que los globalistas siguen de cerca la información que les lleva al agua limpia. Modifican sus próximos pasos para no desacreditarse y no provocar muchas preguntas peligrosas en la conciencia pública mundial. Esto explica que no se mencionen los “pasaportes de vacunación” en el borrador publicado del Acuerdo sobre Pandemias.
La presión para introducir dichos pasaportes se oculta tras frases como “los países deben tomar medidas” para contrarrestar la pandemia.
El calendario del Acuerdo
Según el calendario para la elaboración del Acuerdo sobre Pandemias, su borrador ampliamente consensuado debería estar sobre la mesa del Director General de la OMS en mayo de 2023. Y en mayo de 2024, está previsto que el Acuerdo sobre Pandemias se adopte en la Asamblea Mundial de la Salud, que es el máximo órgano de la OMS. Sin embargo, muchos críticos de la OMS, que están de acuerdo con el proyecto de Acuerdo, temen que este documento se adopte ya en mayo de 2023.
Se llama la atención sobre la extrema opacidad de los trabajos del mencionado Órgano Intergubernamental de Negociación (INB), que estos días se está “conjurando” sobre el borrador del documento. Esto hace temer que se acelere el calendario de adopción del Acuerdo.
En este sentido, es muy probable que pronto el mundo entero vuelva a oír hablar del “brote” del coronavirus o de una nueva “enfermedad” que será declarada letal, que exigirá la vacunación y, en consecuencia, la introducción del control electrónico mediante códigos QR.
El tiempo se acaba
Resumiendo un documento extenso y amorfo, es necesario subrayar lo principal: bajo la apariencia de la OMS y bajo la bandera de la preocupación por la salud de la humanidad, la élite globalista está preparando un documento jurídicamente vinculante, mediante cuya firma todos los países delegarán su soberanía en un determinado “Órgano de Gobierno”.
Al mismo tiempo, la composición de este “Órgano de Gobierno” aparentemente no estará clara hasta el último momento – incluso después de que el Acuerdo haya sido firmado por todos. Pero al mismo tiempo, ya está claro que cualquier decisión del “Órgano de Gobierno” será muy difícil de impugnar, puesto que se insiste constantemente en la responsabilidad jurídica de los países en la aplicación del Acuerdo.
¿Y qué?
Al mismo tiempo, en el documento se lee entre líneas que no puede haber países que no firmen el Acuerdo sobre la Pandemia. ¿Y qué ocurrirá con los que aún se nieguen o se nieguen a hacerlo? ¿Serán declarados Estados delincuentes?
La masa crítica ya acumulada de materiales sobre lo que está sucediendo y viniendo bajo los auspicios de la estructura global del Anticristo siguen trabajando con la OMS y mostrando completa devoción y subordinación al nuevo Mesías oscuro.