Un empleado de Twitter escribió en un correo electrónico de febrero de 2020 que el departamento de Seguridad, Contenido y Cumplimiento de la Ley (SCALE) de la compañía había “recaudado 3.415.323 dólares” en menos de dos años del FBI para “proyectos relacionados con el cumplimiento de la ley”.
El correo electrónico, revelado por el periodista Michael Shellenberger, afirmaba que SCALE había instituido un “programa de reembolso” a cambio de dedicar horas del personal a “procesar solicitudes del FBI”.
Los correos electrónicos se titulaban ‘Dirige el negocio – ¡Hemos ganado dinero! Las cuentas que el FBI pidió a Twitter que prohibiera estaban vinculadas en gran medida a conservadores y a “operaciones de influencia extranjera”.
Twitter creyó inicialmente que la historia del laptop de Hunter Biden era “desinformación rusa”. El lunes se reveló que Jim Baker, el principal abogado de Twitter y ex asesor general del FBI, intervino personalmente para decir que debía prohibirse. Baker comunicó a Yoel Roth, jefe de seguridad de Twitter, que la historia del laptop debía bloquearse, un día después de recibir un informe de alto secreto de sus antiguos colegas del FBI.
Aseguro que “Hay algunos hechos que indican que los materiales pueden haber sido pirateados. Simplemente necesitamos más información”. Reafirmando su posición comentando lo siguiente luego: “Supongo que vamos a restringir el acceso a su artículo como violación de nuestra política de Materiales Hackeados”.
Se ha prometido una investigación sobre el comportamiento de Twitter en torno a las elecciones presidenciales de 2020, por la mayoría republicana entrante en la casa con el líder de la minoría Kevin McCarthy, diciendo a Fox News esta semana: “Esto va a ser una situación mucho más grande de lo que la gente cree”.
El actual CEO de Twitter, Elon Musk, dijo sobre los correos electrónicos: El Gobierno pagó a Twitter millones de dólares para censurar información pública”. En una filtración anterior, el periodista Matt Taibbi tuiteó: El contacto de Twitter con el FBI fue continuo y omnipresente, como si fuera una filial”.
En respuesta a los últimos acontecimientos, el líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, dijo en una aparición en Mornings with Maria en Fox News: Vamos a hacer algo más que citarlos. Vamos a cambiar el rumbo de la situación actual del FBI”.
El congresista por California continuó:
“¿Por qué pueden hacer esto [el FBI]? Trabajando juntos, utilizando empresas privadas para perseguir a individuos justo antes de unas elecciones, negando al público estadounidense la verdad”.
McCarthy es uno de los muchos republicanos que pedirán una investigación más exhaustiva de la relación del FBI con las redes sociales cuando el Partido Republicano tome el control de la Cámara en 2023. McCarthy añadió: “Va a ser una situación mucho más grave de lo que la gente cree”.
El volcado de Shellenberger el lunes mostró cómo el FBI presionó a los empleados de Twitter para que recibieran una autorización de seguridad de alto nivel en julio de 2020. Tras la publicación, Shellenberger retuiteó una cita del congresista republicano de Ohio Jim Jordan: “Me preocupa si el gobierno estaba llevando a cabo una operación de desinformación sobre We the People”.
El periodista añadió: “Cualquiera que lea los archivos de Twitter, independientemente de su orientación política, debería compartir esa preocupación”. Los federales presionaron a los empleados de Twitter para que prohibieran las cuentas que no les gustaban y para que persiguieran a los presuntos traficantes de “influencias extranjeras”.
Querían conceder a los empleados de la empresa ese acceso para mostrar lo que, según ellos, eran amenazas a las elecciones presidenciales de noviembre de 2020 por injerencias extranjeras.
En un momento dado, el agente del FBI Elvis Chan se mostró sorprendido al recordársele que el consejero general de Twitter, Jim Baker, había sido consejero general del FBI y tenía esa misma habilitación. El 15 de septiembre de 2020, otra agente del FBI, Laura Dehmlow, solicitó que se le permitiera dar a Baker una sesión informativa de alto secreto sin la presencia de otros miembros del personal.
Los descarados intentos de Baker de desacreditar la historia del laptop de Hunter Biden -que desde entonces se ha demostrado que era exacta- también fueron compartidos por Shellenberger.
La publicación de los archivos de Twitter del lunes también mostró que tantos ex miembros del FBI se habían unido a la red social que ahora había un canal privado de Slack creado solo para ellos. Aparentemente, el objetivo era “incorporarlos” a la empresa y ayudarles a familiarizarse con el trabajo, aunque la última tanda de archivos de Twitter ha suscitado dudas sobre qué más podrían haber estado haciendo esos antiguos agentes del Gobierno.
Los últimos “archivos de Twitter” también revelan cómo un funcionario del FBI convertido en abogado de Twitter envió una carta agradeciendo a la Oficina su ayuda para suprimir la historia del portátil de Hunter Biden. Baker, que antes de ser consejero general adjunto de Twitter desempeñó un cargo similar en el FBI, colaboró estrechamente con el FBI cuando éste se asoció con la empresa de redes sociales para luchar contra lo que denominó injerencia electoral de países extranjeros.
Baker y el FBI trabajaron juntos para tratar de impulsar la narrativa de que el contenido del portátil de Hunter Biden había sido pirateado desde otra fuente por agentes rusos y colocado en el portátil que más tarde fue encontrado en un taller de reparación de Delaware, y que el portátil nunca perteneció a Biden en absoluto.
Como resultado de estos esfuerzos, Twitter bloqueó la publicación de la historia en la red social por parte del New York Post. Al final del proceso, los últimos archivos de Twitter revelaron que Baker y su equipo aceptaron firmar una carta a los agentes del FBI que trabajaron en el proyecto, agradeciéndoles sus esfuerzos.
Estas revelaciones son las últimas que salen a la luz de los Archivos de Twitter, que Elon Musk ha ido publicando para demostrar las pasadas iniciativas de censura de la empresa de medios sociales. El lote de archivos de Twitter del lunes fue revisado y publicado por Shellenberger, que junto con los periodistas Matt Taibbi y Bari Weiss han estado peinando montones de comunicaciones internas de Twitter que datan de antes de la adquisición de Musk.
Shellenberger descubrió que menos de dos horas después de que el abogado de Hunter Biden se enterara de la historia del New York Post sobre el portátil, el agente del FBI Elvis Chan envió una colección de documentos al entonces jefe de integridad del sitio de Twitter, Yoel Roth.
A pesar de que Twitter no encontró nada sospechoso, el FBI se puso en contacto en repetidas ocasiones con la empresa de redes sociales y solicitó más información sobre sus datos, que Twitter se negó a revelar.
Pero en julio de 2020 Chan organizó autorizaciones de seguridad para los funcionarios de Twitter para que pudieran ser informados sobre la interferencia electoral que espera ver en la segunda vuelta Trump-Biden. Baker se involucró en ese momento porque anteriormente había tenido una autorización de seguridad de alto secreto durante su trabajo para el FBI -durante el cual había estado involucrado en una de las investigaciones de la Oficina sobre Donald Trump.
Chan actuó como si estuviera sorprendido cuando le dijeron que Baker estaba en Twitter y tenía autorización, diciendo ”No sé cómo me olvidé de él”. ‘Una afirmación extraña, dado que el trabajo de Chan es monitorear Twitter, sin mencionar que trabajaron juntos en el FBI’, señaló Shellenberger.
Baker no era el único antiguo empleado del FBI. Según un correo electrónico interno de Twitter revisado por Stellenberger, eran tantos que tenían su propio canal de Slack y se comunicaban con regularidad. Una vez que Baker recibió autorización, Shellenberger escribió que el FBI le proporcionó información destinada a influir en Roth y otros ejecutivos de Twitter para que creyeran que la historia del portátil había sido pirateada.
La funcionaria del FBI Laura Dehmlow incluso organizó una sesión informativa clasificada para Baker y nadie más en Twitter. Horas después de que The Post publicara su historia del portátil al día siguiente, fue casi inmediatamente censurada por Twitter y, por tanto, socavada a ojos del público.
Los archivos mostraban que mientras Hunter Biden ganaba millones en negocios en el extranjero, el FBI había aconsejado a Twitter que estuviera atento a la desinformación rusa sobre él. Durante todo 2020, el FBI y otros organismos encargados de hacer cumplir la ley prepararon repetidamente a Yoel Roth para que desestimara los informes sobre el laptop de Hunter Biden como una operación rusa de ‘hackeo y filtración'”, escribió Shellenberger.
A pesar de esos esfuerzos del FBI, los ejecutivos de Twitter descubrieron que había habido ‘muy poca’ actividad rusa que levantara sospechas. De hecho, los ejecutivos de Twitter *repetidamente* informaron de muy poca actividad rusa. Por ejemplo, el 24 de septiembre de 2020, Twitter informó al FBI de que había eliminado 345 cuentas “en gran parte inactivas” “vinculadas a anteriores intentos coordinados de piratería rusa”. Tenían poco alcance y pocos seguidores”, escribió.
Aunque en un principio Roth siguió resistiéndose a la idea de que Twitter estuviera sufriendo alguna interferencia extranjera, pero en octubre, cuando The Post publicó la historia del portátil, admitió que éste podría haber sido colocado por una “sutil operación de filtración”.
El 14 de octubre, poco después de que @NYPost publicara su historia sobre el laptop de Hunter Biden, Roth dijo, ‘no es claramente violatorio de nuestra Política de Materiales Hackeados, ni es claramente violatorio de nada más’, pero agregó, ‘esto se siente mucho como una operación de filtración algo sutil”. escribió Shellenberger.
Baker se aferró a esta declaración de Roth e insistió en la idea de que el contenido del portátil era de algún modo ilegítimo.
Baker insiste repetidamente en que el material de Hunter Biden era falso, había sido pirateado o ambas cosas, lo que constituye una violación de la política de Twitter”, afirmó Shellenberger.
A las 10 de la mañana de ese mismo día, los responsables de Twitter -citando a ‘expertos’- estaban de acuerdo en que el material del portátil debía haber sido pirateado desde otra fuente y colocado en el portátil.
La sugerencia de los expertos, que parece cierta, es que se produjo un pirateo por separado y que cargaron el material pirateado en el laptop que apareció por arte de magia en un taller de Delaware”, escribió Roth en un correo electrónico.
Esa misma tarde, Baker mantuvo una llamada telefónica con la Oficina del Asesor General del FBI.
Shellenberger sugirió que era obvio que las presiones del FBI sobre los ejecutivos de Twitter los llevaron directamente a asumir la postura de que la historia del portátil había sido falsificada.
