El Papa dijo que la desmoralización colectiva minó la voluntad de actuar de la humanidad. Este miércoles dijo en su sermón que los católicos de hoy viven en una “era de noticias falsas, supersticiones colectivas y verdades pseudocientíficas.”
Reflexionando sobre el Libro del Eclesiastés en su audiencia general del 25 de mayo, el Papa sugirió que el siglo XXI está marcado no sólo por el conocimiento científico, sino también por lo que llamó una “brujería culta.”
“No es casualidad que la nuestra sea la época de las fake news, de las supersticiones colectivas y de las verdades pseudocientíficas. Es curioso: en esta cultura del conocimiento, de saberlo todo, incluso de la precisión del conocimiento, se ha extendido mucha brujería, pero brujería culta”.
Es una brujería con una cierta cultura pero que te lleva a una vida de superstición: por un lado, avanzar con la inteligencia en el conocimiento de las cosas hasta la raíz; por otro lado, el alma que necesita algo más y toma el camino de las supersticiones, y termina en la brujería”.
Parece mentira que en pleno siglo XXI se siga hablando de brujería para refererirse a quienes se cuestionan la realidad que se les presenta. Tal como ocurrió hace siglos atrás, quienes tienen una visión diferente de la vida, quienes quieren ver más allá de lo impuesto, son tratados de herejes.
En su reflexión, el Papa Francisco se centró en el famoso estribillo del Eclesiastés -también conocido como el Libro de Qoheleth- de que “todo es vanidad.”
“Es sorprendente encontrar en la Sagrada Escritura estas expresiones que cuestionan el sentido de la existencia”, dijo. “En realidad, la continua vacilación de Qoheleth entre el sentido y el sinsentido es la representación irónica de una conciencia de la vida desligada de la pasión por la justicia, de la que el juicio de Dios es garante”.
El Papa Francisco dijo que la vejez trae el desafío del “desencanto”, al que hay que resistir por sus “efectos desmoralizadores. Si los ancianos, que lo han visto todo a esas alturas, mantienen intacta su pasión por la justicia, entonces hay esperanza para el amor, y también para la fe”, dijo.
“Y para el mundo contemporáneo, el paso por esta crisis, una crisis de salud, se ha convertido en algo crucial. ¿Por qué? Porque una cultura que presume de medirlo todo y manipularlo todo acaba produciendo también una desmoralización colectiva del sentido, una desmoralización del amor, una desmoralización de la bondad.”
El Papa dijo que la desmoralización colectiva socava la voluntad de actuar de la humanidad.
“En esta forma – revestida de los adornos de la ciencia, pero también muy insensible y muy amoral – la búsqueda moderna de la verdad ha estado tentada de abandonar por completo su pasión por la justicia. Ya no cree en su destino, en su promesa, en su redención. Para nuestra cultura moderna, que querría, en la práctica, consignar todo al conocimiento exacto de las cosas, la aparición de esta nueva razón cínica -que combina conocimiento e irresponsabilidad- es una dura repercusión”.
“En efecto, el conocimiento que nos exime de la moral parece al principio una fuente de libertad, de energía, pero pronto se convierte en una parálisis del alma”.
El Papa señaló que la Iglesia primitiva describió esta condición como “acedia“, que dijo no era simplemente pereza o depresión, sino “la entrega al conocimiento del mundo desprovisto de cualquier pasión por la justicia y la acción consecuente.”
Dijo: “El vacío de sentido y la falta de fuerza que abre este conocimiento, que rechaza toda responsabilidad ética y todo afecto por el bien real, no es inocuo. No sólo quita la fuerza para el deseo del bien: por contrapartida, abre la puerta a la agresividad de las fuerzas del mal. Son las fuerzas de la razón enloquecidas, convertidas en cínicas por un exceso de ideología”.
El Papa señaló que el “hartazgo” es una característica de la sociedad contemporánea.
En su discurso de clausura, el Papa Francisco lamentó un tiroteo en una escuela de Texas.
Un hombre armado abrió fuego en la Escuela Primaria Robb en Uvalde, al suroeste de Texas, el 24 de mayo, matando al menos a 19 niños y dos adultos.
El Papa dijo: “Mi corazón está roto por la masacre en la escuela primaria de Texas. Rezo por los niños y los adultos asesinados y por sus familias. Es hora de decir basta al tráfico indiscriminado de armas. Trabajemos todos para que estas tragedias no vuelvan a ocurrir”.