Científicos de todo el mundo están compitiendo para ser los primeros en desarrollar algoritmos de inteligencia artificial que puedan ver dentro de nuestras mentes.
La idea no es nueva: en la ciencia ficción de las décadas de 1950 y 1960, se veía con frecuencia a médicos enloquecidos poniendo extraños artilugios en la cabeza de las personas para descifrar sus pensamientos. La serie de televisión británica Quatermass and the Pit , en la que se utiliza una máquina de este tipo para traducir los pensamientos de los invasores alienígenas, es un excelente ejemplo.
Ahora la realidad está alcanzando a la fantasía. El año pasado, expertos en IA de China, EE. UU. y Japón publicaron investigaciones que muestran que las computadoras pueden replicar lo que la gente está pensando mediante el uso de máquinas de resonancia magnética funcional (o fMRI, por sus siglas en inglés), que miden la actividad cerebral, vinculadas a redes neuronales profundas. que replican las funciones del cerebro humano.
¿Es telepatía?
Si bien los titulares de todo el mundo han gritado que la IA ahora puede leer la mente, la realidad parece ser más prosaica. Las computadoras aún no son capaces de anticipar lo que pensamos, sentimos o deseamos. Como comentó la escritora científica Anjana Ahuja en el Financial Times, en lugar de la telepatía, “una descripción más precisa, aunque menos pegadiza, sería un algoritmo de ‘reconstrucción del campo visual'”.
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La mayor parte de la investigación hasta ahora se ha dirigido a descifrar imágenes de lo que los sujetos están mirando o, en circunstancias limitadas, en qué están pensando.
Los estudios se han centrado previamente en programas que producen imágenes basadas en formas o letras que se les había enseñado a reconocer cuando se veían a través de la mente de los sujetos.
Sin embargo, en una investigación reciente , de los Laboratorios de Neurociencia Computacional ATR de Japón y la Universidad de Kyoto, los científicos dijeron que no solo un programa era capaz de descifrar imágenes sino que había sido entrenado para reconocer cuando las personas las miraban, sino que:
“nuestro método generalizó con éxito la reconstrucción a formas artificiales, lo que indica que nuestro modelo de hecho ‘reconstruye’ o ‘genera’ imágenes a partir de la actividad cerebral, no simplemente coincide con ejemplares”.