Pfizer pretende aumentar hasta cuatro veces el precio de sus vacunas COVID-19 en Estados Unidos una vez que finalice el programa de compra de Washington, según la presidenta de la empresa en Estados Unidos, Angela Lukin.
La vacuna COVID-19 de Pfizer es suministrada actualmente de forma gratuita y casi obligatoria a todos los estadounidenses por el gobierno de ese país. Cuando expire la emergencia de salud pública de EE.UU., el mercado de la vacuna COVID-19 se trasladará a los seguros privados. El gobierno federal está pagando aproximadamente 30 dólares por dosis de la vacuna de Pfizer. Cuando el programa de compra del gobierno se cierre, Lukin espera que la dosis tenga un precio de entre 110 y 130 dólares.
Según Reuters, Lukin expresó:
“Confiamos en que el precio de la vacuna COVID-19 en EE.UU. refleje su rentabilidad general y garantice que el precio no será una barrera para el acceso de los pacientes”,
La ejecutiva de Pfizer espera que la compra de la vacuna se transfiera al sector privado, “como muy pronto”, en el primer trimestre de 2023. Según Lukin, la vacuna seguirá estando disponible de forma gratuita para las personas que tengan un seguro gubernamental o privado.
En 2021, Pfizer obtuvo casi 37.000 millones de dólares gracias a las ventas de la vacuna COVID-19, y los ingresos totales se duplicaron, hasta alcanzar los 81.300 millones de dólares. La compañía espera que los ingresos alcancen entre 98.000 y 102.000 millones de dólares este año.
Según la organización británica Global Justice Now, la inyección de COVID-19 de Pfizer fue desarrollada por BioNTech y apoyada por una subvención de 375 millones de euros (366 millones de dólares) del gobierno alemán y 100 millones de euros (97 millones de dólares) de financiación de deuda del Banco Europeo de Inversiones, una entidad de propiedad pública.
The Guardian reportó que Tim Bierley, un activista farmacéutico del grupo, expresó:
Hemos dejado que Pfizer retenga esta innovación médica esencial para gran parte del mundo, mientras estafa a los sistemas de salud pública con un margen de ganancia que hace agua
Como cada vez son menos las personas que se vacunan contra la COVID-19, los fabricantes de vacunas tendrán que subir los precios de forma significativa para cumplir las expectativas de ingresos que tiene Wall Street para 2023 y los años venideros. Muchos expertos esperaban que el número de inyecciones anuales de COVID-19 estuviera en consonancia con la vacuna anual contra la gripe. En Estados Unidos se administran 160 millones de vacunas contra la gripe cada año. Sin embargo, como muchos estadounidenses se muestran reacios a vacunarse contra la COVID-19, las expectativas sobre el tamaño del mercado se han moderado.
“El hecho de que haya gente que diga que la pandemia ha terminado no motiva a la gente a vacunarse”, dijo a Reuters el Dr. Bruce Farber, jefe de salud pública y epidemiología del sistema hospitalario neoyorquino Northwell Health. También hay una creciente preocupación por los posibles efectos secundarios de las vacunas COVID-19, que podrían frenar el mercado.
No obstante, tanto Big Pharma como los medios de comunicación tradicionales han querido silenciar estas preocupaciones descartando los miles de casos que reportan efectos secundarios. La tasa de enfermedades cardiovasculares se ha disparado como consecunecia de las vacunas pero nadie se atreve a hablar de lo que está pasando.
Recientemente, el Dr. Joseph A. Ladapo, Cirujano General de Florida, emitió nuevas orientaciones sobre las vacunas COVID-19 de ARNm como las fabricadas por Pfizer. La guía recomendaba a los varones de entre 18 y 39 años que no se pusieran esas vacunas, advirtiendo de un mayor riesgo de muerte relacionada con el corazón.
Mientras tanto, Pfizer ha presentado una solicitud a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para conceder una autorización de uso de emergencia para los refuerzos de la vacuna COVID-19 para niños de hasta cinco años.