Actualmente se lleva a cabo una campaña para hacer ver al presidente Trump como un tóxico y demonizar a todos los que votaron por él como supremacistas blancos y terroristas domésticos. Hillary Clinton es una de las impulsoras de esta campaña.
Está amargada perdedora resentida de las elecciones del 2016, pidió que se realice un seguimiento y censura a los partidarios de Trump, siendo está una señal clara del autoritarismo que viene con el régimen (pues no será una presidencia) de Biden.
Estos comentarios se dan después que un grupo de manifestantes partidarios del presidente Trump y algunos infiltrados de AntiFa, ingresarán por unas horas al capitolio.
El supuesto asalto del edificio donde muchos políticos estadounidenses se venden a diario por centavos de dólar, no fue la excusa perfecta para destruir a Trump sino también a los más de 70 millones que votaron por él.
En unas declaraciones para el Washington Post, Clinton hizo al igual que otros izquierdistas un llamado a la tiranía disfrazandola de justicia racial, dando a esas propuestas antiamericanas la apariencia de superioridad moral.
En sus declaraciones Clinton afirma que Trump de postuló para Presidente con una visión dónde la blancura se valora a expensas de todo lo demás en Estados Unidos. Dándole a los supremacistas blancos, miembros de la extrema derecha y teóricos de la conspiración las plataformas más poderosas hasta el momento, además afirma que había gente muy fina entre los miembros de la milicia con antorchas que convergieron en Charlottesville en 2017.
Continúa diciendo que tras la pérdida en 2020, sus partidarios comenzaron a planificar su insurrección, haciendo planes para marchar hacia el Capitolio y “detener el robo”. Los miembros del Congreso, incluido el senador Josh Hawley (republicano por Missouri), el senador Ted Cruz (republicano por Texas) y el representante Mo Brooks (republicano por Alabama), los alentaron.
Añadió que “era escencial destituir a Trump de su cargo y que debería ser acusado. Les sugirió a los miembros del congreso que deberían dimitir, y que los conspiraron con los terroristas nacionales deberían ser expulsados de inmediato. Pero eso por sí solo no eliminará la supremacía blanca y el extremismo de Estados Unidos. Hay cambios que los líderes electos deben implementar de inmediato, incluida la promoción de nuevas leyes penales a nivel estatal y federal que responsabilicen a los supremacistas blancos y rastreen las actividades de extremistas como los que violaron el Capitolio”.
Por otro lado alentó a Twitter y a las otras compañías de la Big Tech en su decisión de evitar que Trump utilice sus plataformas, pro dijo que se tendría que hacer sin más para detener la propagación de discursos violentos y teorías de conspiración.
Todo esto se produce en medio del impulso de nuevas leyes aterradoras, que buscan acabar con toda la oposición a los democratas con el pretexto de lucha contra el extremismo y terrorismo.
Tal cuál realizaron con los eventos de Charlottesville que sirvió como piedra angular para la campaña despreciable de Biden, los democratas y sus aliados, están utilizando el incidente del Capitolio para establecer una narrativa; esta vez uno que pueda criminalizar la disidencia política y apagar lo poco que queda de nuestra moribunda democracia.
Esto es un asunto mucho más serio que recuperar la Casa Blanca. La prohibición de Trump en todas las plataformas de redes sociales, fue el inicio de una guerra en contra de los estadounidenses que anhelaban la preservación de los mismos valores tradicionales que los demócratas una vez también abrazaron cuando el partido estaba cuerdo.
Gracias a Hillary Clinton fue confirmado con mucha claridad que ellos quieren llevar a Estados Unidos al totalitarismo, no queda ninguna duda al respecto.
SUEÑOS DE GRANDEZA NO SE REALIZARÁN.HAY MÚSICOS QUE TOCAN EN DESARMONIA DEMOSTRANDO MIEDO Y DESEQUILIBRIO, YA QUE EL HOMBRE ORQUESTA NO ESTÁ LO MISMO QUE MUCHOS (2020).
JESÚS LO DIJO: “DE VERDAD OS DIJO, QUE ESTÁ GENERACIÓN NO PASARÁ SIN QUE ESTAS COSAS SE HAYAN CUMPLIDO”
QUEDA POCO TIEMPO.