El pasado mes de agosto, cuando los talibanes entraron en Kabul y se apoderaron de Afganistán casi sin oposición, Zero Hedge compartió una nota en la que se hablaba de que ésta podría haber sido la herida mortal del imperio y que asistiríamos a un amplio rediseño de las alianzas mundiales y de la arquitectura de seguridad.
En el informe de TrendCompass del 17 de septiembre, se lee:
“Las naciones que han mantenido cierto grado de soberanía se verán desgarradas entre el imperio en decadencia y el creciente poder de Rusia y China en el continente euroasiático y África. Las corrientes políticas que favorecen las alianzas euroasiáticas sin duda cobrarán fuerza”.
La guerra en Ucrania y el fallido golpe económico y financiero del imperio a Rusia parecen haber acelerado muchos de estos cambios. El conflicto central debería considerarse, con razón, como el enfrentamiento entre el Imperio (orden basado en reglas) y el emergente orden global multipolar.
Como dijo George Soros el mes pasado durante el Foro Económico Mundial (FEM) de Davos,
“El mundo se ha visto envuelto cada vez más en una lucha entre dos sistemas de gobierno que son diametralmente opuestos entre sí…”
La agenda del Great Reset del FEM prevé un banco central monolítico, al estilo soviético, para el mundo, sin otros bancos, emitiendo una moneda digital programable como única moneda de curso legal para todas las transacciones. Esta visión es problemática y distópica a muchos niveles.
Para empezar, la mayoría de nosotros estaríamos destinados a no poseer nada y a no tener privacidad, pero a partir de ahí la cosa sólo empeora. Catherine Austin-Fitts dijo, con razón, que la muerte no sería el peor resultado. No es de extrañar que cada vez más personas se sientan atraídas por el otro sistema de gobierno y vean la integración euroasiática como una opción más atractiva.
El 14º Foro Económico Euroasiático, que se celebrará en la ciudad de Verona, Italia, a finales de octubre de este año. El evento se celebrará en el corazón de la UE y de la OTAN, a sólo unos kilómetros de Camp Ederle, una de las cinco mayores bases militares de Estados Unidos en Europa. Uno de los organizadores del evento es el Foro Económico Internacional de San Petersburgo y entre sus socios se encuentran Gazprombank, VTB y Rosneft.
Sin embargo, lo más sorprendente es la lista de patrocinadores del evento, que incluye el quién es quién de la oligarquía financiera italiana: empresas como Banca Intesa San Paolo, el gigante de los seguros Generali y Coeclerici. Parece que incluso los banqueros de alto nivel han leído la escritura en la pared y han comprendido que los arquitectos del Great Reset están planeando reconstruir mejor sin ellos. Al no ver ningún futuro con el Imperio, es comprensible que estén considerando sus opciones.
Su cooperación con el Foro Económico Internacional de San Petersburgo y su participación en el proceso de integración euroasiática implica que están cubriendo sus apuestas y tratando de hacerse un hueco bajo el sol naciente de Eurasia. Cuando los suyos abandonen el barco, los sumos sacerdotes de Davos podrían perder la esperanza.
El hecho de que se planten las semillas de la cooperación y el diálogo significa que podemos esperar cambios profundos en el orden de cosas al que nos hemos acostumbrado en el mundo posterior a la Segunda Guerra Mundial. También promete nuevas turbulencias en los mercados financieros y de materias primas. Efectivamente, vivimos tiempos interesantes.