Un padre soltero de 35 años ha muerto porque la sociedad y su empleador le obligaron a autoenvenenarse para poder alimentar a su familia.
El Sr. Joseph “Joey” Mishkin recibió su primera inyección de ARNm de Pfizer el 1 de octubre, según su tía, Renée Grossman. Recibió la inyección debido a un ultimátum de su empleador. Al día siguiente, el Sr. Mishkin sufrió un paro cardiaco repentino (el corazón dejó de latir) mientras estaba en la piscina de su casa recién comprada. Los paramédicos consiguieron que su corazón volviera a latir al llegar al lugar de los hechos. Pero su corazón volvió a detenerse durante el traslado al hospital.
Los médicos colocaron al Sr. Mishkin en un ventilador esa noche. Lo mantuvieron “técnicamente” vivo durante varios días más. Pero el daño estaba hecho por todos los paros del corazón y la falta de oxígeno en su cerebro y otros órganos. El Sr. Mishkin falleció el 12 de octubre.
Una familia devastada
El Sr. Mishkin era técnico de iluminación en Frost Florida, un estudio de producción de eventos. Llevaba en la empresa desde marzo de 2019. Pero después de casi tres años trabajando para la empresa, el Sr. Mishkin se vio obligado a recibir inyecciones experimentales o perder su trabajo.
Parecía ser un hombre de familia ejemplar, particularmente como padre soltero de gemelos fraternales de 12 años. Al parecer, trabajaba “muchas horas” para asegurarse de que sus dos hijos tuvieran todo lo que necesitaban. Pero también era un hombre que defendía a su familia frente a la tiranía. Hay que amar su coraje.
El señor Mishkin dejó un mensaje en la página de Facebook del Departamento de Policía de Hollywood (Florida) en 2015. Al parecer, un policía estaba acosando a la madre del Sr. Mishkin y él la defendió tanto en el lugar de los hechos como después.
También hay que alabar a la familia por su verdad sin filtros sobre la muerte del Sr. Mishkin. La página de GoFundMe no oculta lo que ocurrió: “Joseph fue una víctima de la vacuna“. Sus dos hijos también son víctimas de la vacuna, ya que están completamente traumatizados por la repentina pérdida de su padre, según la página de GoFundMe.
Al Sr. Mishkin también le sobreviven sus dos padres, una hermana, dos hermanastras y su prometida.
Demasiado poco, demasiado tarde
Aunque la lista no se ha actualizado desde abril, Florida ocupó el puesto número 2, sólo por detrás de Iowa, según Becker’s Hospital Review, en cuanto a los estados con menos restricciones de COVID-19. El gobernador Ron DeSantis ha jugado con la idea de presentarse a la candidatura presidencial republicana en 2024 por su resistencia a la distopía de la COVID (a pesar de animar a los floridanos a recibir las inyecciones).
La semana pasada firmó una legislación de emergencia que permite exenciones de los mandatos de “vacunas” de los empleadores, incluyendo la inmunidad natural y la disposición a usar máscaras. Las exenciones médicas de Florida pueden ser tan simples como el embarazo o el deseo de quedar embarazada en el futuro. La Casa Blanca atacó al gobernador DeSantis porque Disney World detuvo el mandato de vaxx de sus empleados en respuesta a la nueva ley.
Desafortunadamente la ley llegó demasiado tarde para el Sr. Mishkin. Este hombre no era un señalador de virtudes. No era un fanático del vaxx que publicaba fotos de su brazo con tiritas. Era un padre soltero y un hombre de familia que se las arreglaba en este mundo cruel. Quizás Florida debería nombrar su nueva ley con el nombre del Sr. Mishkin. En cualquier caso, Florida, Iowa, Wyoming y Dakota del Sur son los cuatro estados que han prohibido la obligación de vacunación por parte de los empleadores. Texas, Alaska y Carolina del Sur también se consideran estados mayoritariamente “libres”.
Todos los trabajadores estadounidenses tienen tres opciones: 1) recibir las inyecciones letales, 2) dejar su trabajo o 3) mudarse a uno de los estados anteriores y empezar una nueva vida. Las exenciones religiosas funcionan en la mayoría de los casos en todo el país. Pero es mejor controlar sus propios destinos y medios de vida
