Hay libertad de expresión, pero con un solo movimiento los capitalistas multimillonarios que no fueron escogidos por el pueblo silencian a un hombre que continúa siendo el presidente democráticamente elegido de los Estados Unidos. Silicon Valley ha impedido que un hombre que ganó la segunda votación más grande en la historia de la república estadounidense hace solo dos meses, 74 millones de votos, se comunique con los estadounidenses en la nueva plaza pública del internet.
Existe una cultura de censura, bloqueo y cancelación medio por el cual las oligarquías poderosas e irresponsables de la era de Internet y sus porristas desorientados en las élites liberales interfieren en el proceso democrático y purgan las voces que desaprueban. Esto de confirma tras la suspención permanente de Donald Trump en Twitter.
Esto muestra un punto de inflexión significativo en la política y la cultura del mundo occidental. Definitivamente se subestimó la importancia de este acto de purga unilateral bajo nuestro propio riesgo. Demostrado que la amenaza a la libertad y la democracia no son de los manifestantes que irrumpieron en el Capitolio, sino de las élites tecnocráticas que espían en la violación del Capitolio una oportunidad para consolidar su poder cultural, su política y su dominio.
La prohibición de Twitter a Trump es extraordinaria. Pero la arrogancia de esto es más, no se equivoquen esto se trata de jefes vs democracia, corporaciones vs personas. Son élites muy ricas y distantes que determinan cuáles son los políticos que pueden tener lugar en el mayor debate político y público del XXI.
Estás empresas de Big Tech ya que tienen un monopolio virtual sobre el lado social del internet, ahora explotan su poder para emitir opiniones políticas, esto es algo bastante siniestro y una enorme llamada de atención.
La suspensión de Donald Trump por Twitter es una señal escalofriante de la tiranía que se avecinaAdemás la justificación de Twitter al respeto es inquietante pues dice que el relato de Trump corría el riesgo de incitar a la violencia. Si analizamos los tweets de Trump no vemos ningún tipo de incitación a la violencia, en uno Trump describe a sus votantes como ‘grandes patriotas estadounidenses’ e insiste en que tendrán una ‘VOZ GIGANTE’ en el futuro. En el otro confirma que no asistirá a la inauguración de Joe Biden. ¿Cómo eso puede describirse como una incitación a la violencia?, ¿En qué universo eso se puede interpretar como violento?
En el universo moral deformado de la censura preventiva y preventiva que están construyendo nuestros señores tecnológicos, ahí es donde. Sorprendentemente, Twitter dice que su censura del presidente se basa en cómo otras personas podrían leer e interpretar sus palabras. Alegan que el motivo de su censura es por “cómo se reciben e interpretan (los tweets de Trump) dentro y fuera de Twitter”. Los comentarios de Trump deben leerse en el contexto más amplio de cómo ciertas declaraciones “pueden ser movilizadas por diferentes audiencias”, decreta Twitter. Su problema no es las palabras de Trump, es la posibilidad del riesgo de que alguien en algún lugar los interprete de una manera particular.
Esto es un precedente importante y aterrador para la era del internet. Es legitimar un nuevo régimen de censura en línea que no solo castiga el discurso incendiario, que sería bastante malo, sino que castiga el discurso político normal y legítimo sobre la base de cómo otras personas o grupos anónimos podrían responder a él.
Siendo este el caso no tendría fin todo el contenido que podría ser censurado. De ser así contenidos de feministas transescépticas, Cristianos escépticos, activistas pro-vida furiosos por el aborto, izquierdistas radicales que dicen ‘aplastar el sistema’, estarían en riesgo potencial de caen en la nueva censura, pues dice que no solo somos responsables de lo que pensamos y decimos, sino también por la miríada de interpretaciones que todos los demás, desde el hombre de la calle hasta el bicho raro, hacen de lo que pensamos y decimos.
Sí seguimos está retórica, el White Album debería prohibirse, dado que sus canciones ‘Helter Skelter’ y ‘Piggies’ fueron ‘movilizadas por diferentes públicos’ con fines terribles: los asesinatos perpetrados por Charles Manson’s Family. ¿Colector en el centeno ? Censuralo. ¿No recuerdas cómo “movilizó” a Mark David Chapman para matar a John Lennon? En cuanto a la Biblia, el Corán y cualquier número de textos e himnos políticos, los riesgos de ‘movilización’ que plantean son claramente demasiado grandes, así que, para estar seguros, eliminémoslos también.
Pero no es sólo Twitter, Mark Zuckerberg ya había suspendido indefinidamente a Trump. Reddit también censuró a Donald Trump. Sumado a esto todas las cuentas de redes sociales que promueven la teoría de la conspiración de Qanon están siendo suspendidas. Mike Flynn y Sidney Powell han sido desterrados de Twitter. YouTube ahora está prohibiendo cualquier video que hablé que las elecciones estadounidenses fueron fraudulentas.
Parler también sufrió este tipo de censura, está app es la alternativa libertaria a Twitter. Esta semana, Google eliminó la aplicación Parler de su tienda sobre la base de que no controla el discurso incendiario de sus usuarios de manera suficientemente estricta. Apple amenaza con seguir sus pasos. Buscan borrar el discurso ofensivo de todos los rincones de Internet. Purgando cualquier voz que vaya en contra de la élite.
Se está dando luz verde al asalto más completo a la libertad de expresión que las élites capitalistas hayan llevado a cabo. Están sancionando el control del habla por parte de multimillonarios. Celebrando que oligarquías corporativas interfieran directamente en el proceso democrático.
Se han olvidado de una frase muy importante de Thomas Paine: “El que quiera asegurar su propia libertad debe proteger incluso a su enemigo de la opresión; porque si viola este deber, sienta un precedente que le llegará a él mismo”.
Estamos en peligro, nuestra libertad está en peligro. Y ese peligro inminente es por aquellos que desean convertir el incidente del Capitolio en el mito fundacional de una nueva era de autoritarismo despierto. Las élites empresariales y políticas, decididas a aplastar el experimento populista de los últimos años, lanzarán activamente guerras contra el “terrorismo interno”, reprimirán el discurso incendiario, eliminarán de Internet y de los lugares de trabajo a cualquiera que tenga pensamientos incorrectos y pondrán en lista negra a aquellos creen que el populismo es preferible a la tecnocracia. Ya lo están haciendo.
