Un informe de caso reciente sobre un hombre que recibió una vacuna COVID-19 basada en ARNm sugiere que la administración de la vacuna “puede desencadenar una hepatitis inmunomediada”, escribieron los investigadores.
El informe del caso no indica cuán común sería tal caso, aunque los investigadores dijeron que tal escenario es reconocido como un “evento adverso raro no identificado en los primeros ensayos.”
El informe, publicado en el Journal of Hepatology a finales de abril, describe el caso de un hombre de Alemania de 52 años que desarrolló una hepatitis aguda -inflamación del hígado- dos o tres semanas después de haber recibido una vacuna COVID-19 basada en ARNm de Pfizer-BioNTech.
Los investigadores afirmaron que descubrieron que las células T altamente activadas “se acumulan y se distribuyen uniformemente en las diferentes zonas” del hígado del hombre después de que éste tomara la vacuna COVID-19 y desarrollara una hepatitis aguda. Las células T son un tipo de glóbulos blancos que constituyen una parte fundamental del sistema inmunitario. Estas células se centran en combatir nuevas infecciones.
El paciente experimentó náuseas y fatiga unos 10 días después de su primera dosis de la vacuna, y posteriormente se le detectó una hepatitis aguda. La hepatitis se resolvió por sí sola al cabo de unos tres días. Recibió una segunda dosis de la vacuna 41 días después de su primera dosis. Los síntomas de náuseas y fatiga volvieron a aparecer 20 días después; se le administró una medicación oral con esteroides y mejoró inicialmente. Tuvo una recaída 39 días después, tras la cual fue tratado con éxito con una terapia inmunosupresora sistémica que también incluía esteroides. Las pruebas de función hepática del hombre “se normalizaron posteriormente en 8 semanas”.
Los investigadores dijeron que la respuesta inmunitaria del hombre a la vacuna COVID-19 puede haber contribuido a su inflamación hepática. La vacuna COVID-19 de Pfizer “puede desencadenar una hepatitis inmunomediada por mecanismos relacionados con la inmunidad celular inducida por la vacuna”, dijeron en el informe del caso.
Dentro de las células T que se encontraron en el hígado, los científicos observaron:
“Un enriquecimiento de células T que son reactivas al SARS-CoV-2, lo que sugiere que estas células inducidas por la vacuna pueden contribuir a la inflamación del hígado en este contexto”.
Los investigadores detallaron:
En concreto, el tipo de células T denominadas CD8 representó el subconjunto de células inmunitarias más abundante” encontrado en el hígado. Nuestro análisis destaca que las células T CD8 citotóxicas activadas, incluidas las células T CD8 específicas de la vacuna, podrían contribuir a la patogénesis de la enfermedad. Basándonos en su fuerte enriquecimiento… especulamos que las células T CD8 podrían ser impulsoras de la inflamación hepática”.
Los autores calificaron el caso como uno que parece ser una hepatitis autoinmune, pero que no lo es. En este sentido, explicaron en el informe:
“La enfermedad similar a la hepatitis autoinmune después de la vacunación contra el SARS-CoV-2 se reconoce ahora como un evento adverso raro no identificado en los primeros ensayos”, “El uso generalizado de la vacuna con la administración de cientos de millones de dosis en todo el mundo plantea también cuestiones de causalidad frente a la coincidencia”.
Los autores escribieron que es importante diferenciar la hepatitis autoinmune de la hepatitis desencadenada por las respuestas inmunitarias tras la vacunación de COVID-19; la primera requiere una terapia inmunosupresora de por vida en muchos pacientes, mientras que la segunda es posiblemente transitoria, señalaron