La policía advierte que está vigilando los debates en Internet sobre la guerra. Los habitantes del Estado checo, miembro de la OTAN, han sido advertidos de que podrían enfrentarse a tres años de prisión si expresan su apoyo a Rusia en las redes sociales.
El Fiscal General del país, Igor Stríž, anunció en un comunicado de prensa que era “necesario informar a los ciudadanos de que la situación actual asociada al ataque de la Federación Rusa a Ucrania puede tener implicaciones para su libertad de expresión”.
Las limitaciones se imponen bajo el paraguas de las medidas del código penal que convierten en delito la aprobación de un delito o la negación, el cuestionamiento, la aprobación o la justificación del genocidio.
“[L]a libertad de expresión también tiene sus límites en un Estado de Derecho democrático”, afirmó Stríž, anunciando que cualquiera que “públicamente (incluso en manifestaciones, en Internet o en las redes sociales) esté de acuerdo (acepte o apoye los ataques de la Federación Rusa contra Ucrania) o exprese su apoyo o elogie a los dirigentes de la Federación Rusa en este sentido, también podría enfrentarse a la responsabilidad penal en determinadas condiciones”.
El sitio web oficial de la policía checa también anunció que estaban “vigilando de cerca” el contenido de “decenas de comentarios en discusiones de Internet que aprobaban la invasión rusa y las actividades del ejército ruso”.
Según un informe de Radio Praga Internacional, quien sea declarado culpable de infringir el código penal podría ser encarcelado hasta tres años, aunque sería difícil presentar cargos.
Jack Montgomery, de Breitbart, se preguntaba si “alguien podría ser procesado por el mero hecho de cuestionar la expansión de la OTAN hacia el este, la decisión de Occidente de respaldar el golpe de estado de Euromaidán en 2014, o el grado de veracidad de las afirmaciones de que el gobierno ucraniano ha maltratado a los civiles en Donbás.”
Antes del estallido de la guerra, el presidente checo Miloš Zeman dijo que Rusia estaría “loca” si invadiera Ucrania. Uno se pregunta hasta qué punto los gobiernos que trabajan en connivencia con las grandes empresas tecnológicas tratarán de aprovechar la guerra para aumentar la censura interna.
¿Se calificará de “desinformación rusa” el simple hecho de señalar ejemplos descarados de propaganda de guerra impulsada por la clase política mediática pro-OTAN?