No se lo digan al Dr. Anthony Fauci -que parece haber desaparecido de la escena- ni a la Dra. Deborah Birx, a la Dra. Rochelle Walensky y a otros sabelotodos del gobierno, pero el Comité de Salud y Bienestar del Senado de Tennessee votó el 9 de marzo para aprobar la ley SB 2630.
Esa legislación dice en parte significativa:
“SECCIÓN 1. Esta ley se conoce y puede ser citada como la ‘Ley de Farmacia de Tennessee’.
“SECCIÓN 2. El Código Anotado de Tennessee, Título 14, Capítulo 4, se modifica añadiendo lo siguiente como una nueva sección:
“a) Una farmacia dispensará ivermectina o hidroxicloroquina a una persona con una receta válida de un proveedor de servicios sanitarios con autoridad para prescribir ivermectina o hidroxicloroquina de acuerdo con el título 63, capítulo 10.
- b) Una junta relacionada con la salud no suspenderá, denegará, revocará ni tomará ninguna otra medida disciplinaria contra
“(1) Un proveedor de atención médica con autoridad para recetar ivermectina o hidroxicloroquina; o
“(2) Un farmacéutico con licencia bajo el título 63, capítulo 10, por dispensar o no dispensar o negarse a dispensar ivermectina o hidroxicloroquina”.
El público que se agolpaba en la sala de audiencias 1 del Senado estalló en aplausos espontáneos ante su aprobación. Más vale tarde que nunca, como venimos escuchando desde que teníamos unos 3 años.
Sí, sólo ha salido de la comisión. Sin embargo, la votación de 8 a 1 -un senador impidió la unanimidad con la extraña explicación de que, aunque sospecha que los medicamentos realmente funcionan, dicha legislación iniciaría una “tendencia peligrosa” (¿demasiada gente sobreviviendo a la enfermedad?)- augura una buena aprobación por parte de la Asamblea General.
Da la casualidad de que en la primera fila del público estaba sentado el hombre que, posiblemente más que nadie, ha hablado con sentido común sobre la ivermectina, las cuestionables vacunas de ARNm y la pandemia de COVID-19 en general al público estadounidense: El Dr. Robert Malone.
Malone -que en gran medida inventó la tecnología del ARNm- no testificó en la legislación sobre la ivermectina, dejando la tarea a los médicos que le acompañaron. Uno de esos médicos, el Dr. Ryan Cole, citando estudios de apoyo de Israel y Qatar, afirmó que sus tratamientos tenían un éxito del 100%, principalmente con ivermectina, sin muertes, y punto. Por sus esfuerzos, sufrió un increíble oprobio por parte de su propia junta de patología de Idaho por alegar que las vacunas eran dañinas y las máscaras ineficaces.
Esos comentarios pueden parecer relativamente banales ahora, pero la libertad de expresión médica ha sido severamente limitada -podría decirse que cancelada- en nuestro país durante los últimos dos años. Sólo recientemente está empezando a aparecer, gracias a Malone y otros.
Malone testificó a primera hora de la tarde ante el Comité Médico y de Bienestar de la Cámara de Representantes de Tennessee sobre otra medida, ésta relativa a si la inmunidad natural de quienes habían contraído el COVID-19 debía aceptarse como protección en lugar de la vacunación.
Malone corrigió el expediente para los políticos explicando que lo que realmente está en juego es la inmunidad “adquirida” por haber tenido COVID-19. Todos tenemos una inmunidad “natural” integrada en nuestros sistemas.
También explicó, como lo ha hecho en otros lugares, que la variante del coronavirus Omicron es una forma de vacunación en sí misma, porque se transmite fácilmente y tiene resultados mucho menos amenazantes, si es que hay alguno. De este modo, muchos de nosotros hemos recibido nuestra propia inmunidad “adquirida” sin los peligros de la vacunación y los efectos secundarios que ésta pueda acarrear, algunos de los cuales son ominosos.
La legislación fue aprobada.