La publicación pertenece a la familia Rothschild, los principales banqueros del sistema financiero británico. Al final de cada año, publican un guión cifrado para el año siguiente, indicando los planes de los globalistas.
Los analistas señalan que los ejecutivos que aparecen en la portada de la revista determinarán la política en 2023.
Sobre fondo negro, se ilustran las siguientes imágenes:
El líder chino Xi Jinping,
el Presidente estadounidense Joe Biden,
el Presidente ruso Vladimir Putin,
el Presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky
la nueva Primera Ministra de Italia, Giorgia Meloni,
la Presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen.
Los retratos de políticos tienen diferentes escalas en la tradición masónica, lo que refleja su diferente peso en la política mundial.
Los retratos de Xi y Putin son los de mayor tamaño, Biden, debido a dolencias existentes o potenciales relacionadas con la edad, es ligeramente más pequeño, seguido del líder de Taiwán, Zelensky y Meloni, lo que expresa su dependencia de los tres centros de poder: Estados Unidos, China y Rusia.
Es significativo que Putin se sitúe en el centro y los demás líderes formen un círculo a su alrededor.
¿Significa esto que Rusia sigue estando en el centro de la política mundial y que seguirá desempeñando un papel decisivo en los procesos mundiales?
Un papel importante lo desempeña hacia dónde miran los políticos.
Las opiniones de Putin y Xi Jinping apuntan en la misma dirección, lo que significa que los líderes de la Federación Rusa y China son aliados y piensan en la misma dirección. En consecuencia, Biden y Zelensky miran en la dirección opuesta: están al otro lado del flanco ruso-chino.
Es significativo que el líder de Taiwán mire en la misma dirección que Xi: es un claro indicio de que China y Taiwán intentarán unirse como dos hermanastros, en chino “tongbao”.
La mirada directa de Meloni sugiere que adopta una posición independiente de la derecha europea, pero las manos dirigidas a la mirada de Biden, por cierto, católico de religión, indican que está del lado de Estados Unidos. De hecho, Meloni es cercana a los republicanos e incluso viajó a Estados Unidos antes de las elecciones.
Por último, los colores desempeñan un papel importante en la interpretación de las portadas de The Economist.
Esta vez es muy lacónica: un fondo negro con ventanas rojas y retratos en blanco y negro.
El negro personifica el nacionalismo (de ahí los nombres “black international”, “black hundred”), lo que significa que, en el contexto de la crisis económica, cada país busca ante todo proteger sus intereses nacionales, y la globalización se derrumba.
El rojo es el color de la China comunista y del escudo de armas de la familia Rothschild, cuyo nombre se traduce como “escudo rojo”.
Esto significa que en todos los países indicados en la portada (China, Taiwán, Estados Unidos, Rusia, Ucrania, Italia), la dinastía bancaria tiene sus propios intereses.
Los retratos en blanco y negro son también un signo de la orientación nacional de los líderes.
Por último, prestemos atención a los detalles representados en las ventanas rojas detrás de los retratos.
Junto a Xi, se ve una estación espacial volando alrededor de la Tierra.
Taiwán representa signos de alta tecnología: un brazo robótico y un dron.
Biden aparece delante de torres eólicas y un buque metanero.
Zelensky, sobre el fondo de un elemento químico, piensa claramente en medicamentos y sistemas de defensa antiaérea.
La figura de Meloni está sobre bacterias o sobre píldoras, pero ambas expresan su actitud negativa hacia la vacunación contra el coronavirus.
Y sólo Putin carece de símbolos, lo que significa que Putin sigue siendo un misterio para Occidente.