Un informe del Washington Post publicado el miércoles por la mañana, tras una investigación de meses sobre los ataques de sabotaje a los gasoductos Nord Stream 1 y 2 del 26 de septiembre, ha revelado una sorprendente confesión. Aunque sigue habiendo consenso en que las explosiones fueron efectivamente el resultado de un acto deliberado de sabotaje, numerosos funcionarios occidentales dicen ahora que las pruebas no apuntan a Rusia.
WaPo comienza relatando la frenética carrera por culpar inmediatamente a Moscú, que comenzó a las pocas horas de producirse las fugas masivas de gas en el mar Báltico:
Después de que unas explosiones a finales de septiembre dañaran gravemente unos gasoductos submarinos construidos para transportar gas natural de Rusia a Europa, los líderes mundiales culparon rápidamente a Moscú de un descarado y peligroso acto de sabotaje. Con la llegada del invierno, parecía que el Kremlin pretendía estrangular el flujo de energía a millones de personas en todo el continente, un acto de “chantaje”, dijeron algunos líderes, diseñado para amenazar a los países para que retiraran su apoyo financiero y militar a Ucrania.
Y luego viene esta admisión: “Pero ahora, tras meses de investigación, numerosos funcionarios afirman en privado que Rusia podría no ser la culpable después de todo del ataque a los gasoductos Nord Stream”.
El Post emitió el raro giro de acusaciones tras entrevistar a un total de 23 funcionarios diplomáticos y de inteligencia de nueve países que han estado al tanto de la investigación internacional sobre el incidente de sabotaje que ha amenazado el suministro energético europeo de cara al invierno.
“En este momento no hay pruebas de que Rusia estuviera detrás del sabotaje”, afirma un funcionario europeo.
Además, el informe indicaba: “Algunos llegaron a decir que no creían que Rusia fuera responsable. Otros que siguen considerando a Rusia como principal sospechoso dijeron que atribuir positivamente el ataque -a cualquier país- puede ser imposible”.
Entre otros principales sospechosos y teorías, de las que suelen hacerse eco los medios independientes y alternativos, está la de que Estados Unidos es el culpable. Al menos un funcionario de la ONU y un destacado economista sorprendieron a un panel de Bloomberg al sugerirlo a principios de octubre.
Shocking moment of truth on Bloomberg when Professor Jeffrey Sachs says he believes the US was behind the Nord Stream pipelines destruction. The reporters start to lose it, of course. pic.twitter.com/CteWb7utcv
— sarah (@sahouraxo) October 3, 2022
Una evaluación del gobierno alemán, resultado de su propia investigación, ha confirmado que había explosivos en el exterior de los oleoductos y en las estructuras submarinas, mientras que los sismólogos han detallado tres explosiones que causaron cuatro fugas en total en las NS-1 y 2.
El consenso absoluto es que lo hizo un actor nefasto, pero como concluye WaPo de las diversas evaluaciones europeas: “…incluso los que conocen desde dentro los detalles forenses no vinculan de forma concluyente a Rusia con el ataque, dijeron los funcionarios, que hablaron bajo condición de anonimato para compartir información sobre el progreso de la investigación, parte de la cual se basa en inteligencia clasificada.”
Una pregunta que no se ha planteado lo suficiente tras el ataque de sabotaje es… ¿Cui bono?