Una experta en inteligencia artificial afirma que, dentro de 50 años, los padres optarán por tener “descendientes digitales” que sólo existan en el universo virtual, debido a la preocupación por el medio ambiente y la superpoblación.
La predicción ha sido realizada por Catriona Campbell, que se auto-describe como “una de las principales personalidades del Reino Unido en materia de inteligencia artificial“.
Según Campbell, los padres decidirán tener bebés digitales, una versión actualizada de los juguetes digitales japoneses Tamagotchi, por las mismas razones por las que ya deciden no tener bebés reales, es decir, “la preocupación por el medio ambiente, la superpoblación y el aumento de los costes de criar a un niño“.
“Campbell predice que todo esto se implantará en todas partes y será adoptado por la sociedad dentro de medio siglo“, como informa el periódico británico The Guardian.
La experta en inteligencia artificial afirma que los bebés cibernéticos acabarán siendo indistinguibles de los reales y que, si los padres se aburren, podrán simplemente cancelarlos como harían con una suscripción mensual a Netflix.
“La demanda de los clientes surgirá sin duda, así que este escenario es bastante probable. Los niños con inteligencia artificial estarán ampliamente disponibles y se ofrecerán por una cuota mensual relativamente pequeña“, continúa Campbell. “Esto nos ayudará a abordar algunos de los problemas más acuciantes de hoy en día, como la superpoblación“.
Campbell dice que los niños virtuales se parecerán a sus padres y se podrá jugar con ellos y abrazarlos. “Serán capaces de simular reacciones emocionales, así como el habla, que irá desde el ‘googoo gaga’ hasta el backchat a medida que vayan creciendo“, señala el periódico.
El entorno digital permitirá a los “padres” comunicarse con sus hijos en cualquier entorno: en casa, en la calle, etc. La velocidad a la que crecerán los niños -si es que crecen- también depende de los “padres”.
El artículo también señala que la preocupación de que los bebés digitales sean sólo espeluznantes muñecos distópicos que pueden encenderse y apagarse es anticuada.
“Considere las ventajas: coste e impacto medioambiental mínimos y menos preocupaciones”, añade el periódico.