Después de comer grillos, langostas e insectos a raíz del cambio climático, ¿nos están guiando ahora a comer carne humana? Hoy, una nueva empresa se jacta de fabricar salami artesanal cultivado en laboratorio a partir de seres humanos.
En otras palabras, los medios de comunicación dominantes intentan normalizar el canibalismo como una alternativa viable al consumo de carne roja en nombre del cambio climático y de la supuesta salvación de la Tierra.
La empresa alimentaria estadounidense BiteLabs anuncia su salami cultivado en laboratorio a partir de tejidos humanos. Como afirma la empresa, estos tejidos son muestras de celebridades internacionales.
El profesor sueco de Marketing Estratégico Magnus Soderland dice que comer carne humana de los muertos puede ayudar a salvar a la raza humana. Todo como parte de la nueva narrativa que busca salvar el planeta.
En 2019, en una conferencia sobre alimentación, en la que se trató el tema de si los humanos eran demasiado egoístas para vivir de forma sostenible, el profesor sugirió que el canibalismo podría ser una solución viable al cambio climático, y que podríamos empezar a comernos a nuestras mascotas.
Obviamente, los “expertos” se olvidan de que más allá de la enorme cuestión moral, también está la práctica. Se sabe que los caníbales padecen enfermedades neurológicas priónicas como el “kuru“.
En general, la naturaleza no simpatiza con que los mamíferos se coman a su propia especie.
En esencia, se trata de un revival del escenario distópico de la película Soylent Green, de 1973, con el legendario Charlton Easton, donde en un futuro muy oscuro ya no había suficiente comida para la gente y los gobiernos habían creado alimentos que esencialmente procedían del “reciclaje” de los muertos.
Se da la circunstancia de que la Comisión Europea ha aprobado recientemente el consumo de grillos, gusanos y langostas como alimento para los ciudadanos europeos con el fin de soportar la reducción de la producción agrícola provocada por la guerra de Ucrania.
Es decir, instan a los ciudadanos a consumirlos en lugar de pan, verduras o carne, ya que Rusia ha prohibido a los “estados no amigos” la exportación de fertilizantes, lo que ha provocado la disminución de la producción de verduras, cereales, etc., pero también la prohibición de la exportación de cereales, lo que ha provocado la reducción de la alimentación animal.
¡Y en respuesta a esto, la Comisión Europea decidió que los ciudadanos deberían comer insectos!
También se observa que los representantes de la empresa “Prairie Cricket Farms” hacen comer grillos a los niños pequeños, dándoles paralelamente instrucciones sobre cómo pueden cambiar sus elecciones alimentarias, por el bien del medio ambiente.