Ya tenemos un tiempo hablando sobre la censura en diferentes medios a fuentes señaladas de información, sobre todo en temas relacionado con el virus de Wuhan. Esta nueva censura ahora está centrada en un usuario de Twitter, Alex Berenson.
¿Cuál fue su delito? limitarse a expresar una opinión sobre la necesidad de una “pausa” sobre cualquier orden federal relacionada con COVID-19 mientras se estudian nuevas iniciativas.
Berenson es un antiguo periodista científico del New York Times que ahora ha sido suspendido por limitarse a citar los resultados del ensayo clínico de Pfizer y plantear dudas sobre cualquier orden de vacunación.

A su vez, la Casa Blanca acusó al Washington Post y al New York Times de informar irresponsablemente sobre COVID-19, pero Twitter no ha suspendido esas cuentas, pareciera que cuentan con una licencia por parte del censurador.
Resulta que el problema de la censura para muchos era la falta de censuradores de los puntos de vista a los que se oponían. Con los censores “correctos” en el trabajo, las preocupaciones sobre la libertad de expresión se han dejado de lado.
Berenson ha sido confinado a Substack por Big Tech debido a sus de puntos de vista contrarios sobre la ciencia que rodea a Covid-19. Su última ofensa a las grandes tecnológicas surgió cuando publicó los resultados de Pfizer sobre sus propios datos clínicos. Afirmó que la investigación mostraba poca diferencia en cuanto a los participantes en el ensayo con la vacuna y los que recibieron un placebo.

Ante la queja de Berenson lo han bloqueado en la red social; con este ya sería el tercer bloqueo a su cuenta, es decir, ya esta es su ultimo llamado de atención antes de bloquearlo de manera definitiva.
La Casa Blanca no perdió tiempo y envió una condena en mayúsculas por informar de forma “completamente irresponsable” sobre la afectación de las personas vacunadas según, Ben Wakana, portavoz de la Casa Blanca. Este arremetió contra el tuit del Washington Post por su titular sobre un estudio de un brote de COVID-19 el pasado 4 de julio en Provincetown, Massachusetts.
El tuit de TWP decía “Las personas vacunadas constituyeron tres cuartas partes de los infectados en un brote masivo de covid-19 en Massachusetts, según un estudio fundamental de los Centros de Control de Enfermedades”, a lo que Wakana solo pudo tildar la acción como irresponsable.
También abordó el mismo tema con un tuit del New York Times en el que decía “Noticias de última hora: La variante Delta es tan contagiosa como la varicela y puede ser transmitida por personas vacunadas con la misma facilidad que las no vacunadas, según un informe interno del C.D.C.”
Ahora los tres carteles (Berenson, The Post y The Times) citaban estudios y se les acusaba de no ponerlos en contexto. Sin embargo, sólo Berenson fue suspendido.
Obviamente, ninguno de estos carteles debería ser suspendido y Twitter no debería aplicar uno de los mayores programas de censura de la historia. Ahora el silencio de los partidarios de la libertad de expresión, los académicos y los periodistas ante esta hipocresía es ensordecedor.
El aumento de los censores corporativos se ha combinado con los medios de comunicación fuertemente pro-Biden para crear el temor de un medio de comunicación estatal de facto que controla la información debido a una ideología compartida y no a la coerción del Estado.
Esta preocupación se ha visto incrementada por las demandas de los líderes demócratas de aumentar la censura, incluyendo la censura del discurso político, y ahora se ha sabido que la Administración Biden ha estado marcando rutinariamente material para ser censurado por Facebook.
La izquierda que vino junto con el gobierno democrático de Biden ha determinado a mostrar sus garras ante todo aquel que contradiga o delate los vacíos dentro de sus acciones. ¿Saben por que lo hacen? Le temen al poder del pueblo y de lo que será de ellos si su verdad se viera descubierta