Second Life se compara con algunas de las experiencias metaversas más exitosas que existen en la actualidad, escribe Paul Brody, de EY.
Las experiencias metaversas basadas en blockchain son un tema candente en estos momentos porque combinan dos de los mayores impulsores de la transformación de la industria tecnológica que han existido durante mucho tiempo, atrayendo a millones de usuarios y participantes: las experiencias digitales inmersivas y el comercio basado en las partes interesadas.
Donde los nuevos ecosistemas basados en blockchain han marcado la diferencia es en ofrecer a los usuarios una participación continua en el ecosistema. Sin embargo, esto recuerda mucho a Second Life, otro mundo inmersivo de gran éxito que llamó la atención hace una década y que se compara con algunas de las experiencias de éxito que existen hoy en día.
Paul Brody es el líder global de blockchain de EY y columnista de CoinDesk.
En el nivel superior, hay dos puntos críticos para las empresas que buscan entrar en el metaverso. La primera es que la comunidad es poderosa y notablemente duradera. Aunque Second Life ya no ocupe muchos titulares, tiene una base de usuarios notablemente consistente y leal, aunque no sea enorme. También tiene una economía robusta que se nutre de las ventas continuas de bienes inmuebles en ese mundo virtual.
La segunda conclusión es que, si bien la comunidad es duradera, es la jugabilidad la que impulsa el uso en decenas de millones. Las mayores experiencias digitales inmersivas tienen todas lo mismo en común: son juegos. Desde Minecraft a Roblox, pasando por Fortnite y muchos otros, la diferencia entre tener una media mensual de usuarios de decenas de miles y decenas de millones es la diferencia entre un mundo 3D construido para socializar y uno impulsado por la jugabilidad, con las conexiones sociales integradas.
El próximo gran acontecimiento: ¿el juego impulsado por las partes interesadas?
Lo que no se ha probado -todavía- es si se puede construir una experiencia de alto rendimiento impulsada por la jugabilidad en uno de los nuevos ecosistemas descentralizados que están tomando forma ahora.
Hay retos técnicos en torno al funcionamiento de las cadenas de bloques que no hacen que esto sea sencillo, pero si se hiciera con éxito, sacudiría sustancialmente los ecosistemas de juegos y metaversos.
Los juegos de mayor éxito han tendido a crear fuertes comunidades dedicadas, desde jugadores ocasionales hasta equipos organizados y personalidades de gran éxito en el streaming. Hasta ahora, esas comunidades no han tenido ninguna participación en el propio juego.
El juego con participación podría tener un gran impacto en la cultura del juego en sí, que no siempre es conocida por ser cálida y amistosa. Las personalidades de la industria del juego se encuentran en una rueda de molino implacable sin red de seguridad.
Un modelo orientado a las partes interesadas que recompense a los grandes contribuyentes con una participación continua en el ecosistema en su conjunto -no sólo en su propio rendimiento- podría ayudar a equilibrar los altibajos del negocio para los individuos.
Y para los titulares de la comunidad que tienen una participación económica en el ecosistema en su conjunto, la amenaza de confiscación económica por un comportamiento feo podría tener también un poderoso efecto moderador. Eso mantendría la diversión en el juego, que es el objetivo.
