Los peligros de la proteína de la vacuna COVID-19 y sus interacciones con el sistema inmunitario humano, que confieren riesgos de coagulación y filtración de los vasos sanguíneos, son cada vez más conocidos. Pero, ¿hasta dónde pueden extenderse estos peligros en el organismo? ¿Qué significa esto para la seguridad de las vacunas?
¿Y qué pasa con la nanopartícula lipídica (NPL) de la vacuna, compuesta por lípidos que nunca se han inyectado en seres humanos?
¿Qué revelan las pruebas existentes sobre la farmacocinética de las vacunas y la toxicidad de sus componentes? No es lógico que de una supuesta cura debamos esperar variedad de complicaciones como
- Coagulación de la sangre poco después de la vacunación, lo que podría provocar infartos, derrames cerebrales y trombosis venosa
- Graves daños a la fertilidad femenina
- Graves daños a los bebés lactantes
- Toxicidad acumulativa tras múltiples inyecciones.

Sumándose a los cientos de expertos que alzan su voz en contra de las vacunas y que buscan alertar y proteger a la nación, el profesor asociado Michael Palmer y el profesor Sucharit Bhakdi han presentado un informe detallado de sus investigaciones.
Produce terror imaginar los efectos a largo plazo que estas vacunas tendrán en las personas, si a medida que pasa el tiempo, se van encontrando nuevas complicaciones.
En un extracto del informe presentado por los especialistas se puede leer:
Resumimos los resultados de un estudio en animales que Pfizer presentó a las autoridades sanitarias japonesas en 2020, y que se refería a la distribución y eliminación de un modelo de vacuna de ARNm. Demostramos que este estudio presagiaba claramente graves riesgos de coagulación de la sangre y otros efectos adversos. La falta de seguimiento y evaluación de estos riesgos en los ensayos clínicos subsiguientes, y el proceso de revisión groseramente negligente junto con las autorizaciones de uso de emergencia, han resultado previsiblemente en un desastre médico sin precedentes.
Es especialmente preocupante la lentísima eliminación de los lípidos catiónicos tóxicos. En las personas que se inyectan repetidamente con vacunas de ARNm que contienen estos lípidos -ya sean dirigidas contra el COVID, o cualquier otro patógeno o enfermedad- esto daría lugar a una toxicidad acumulativa. Existe la posibilidad real de que los lípidos catiónicos se acumulen en los ovarios. El grave riesgo implícito para la fertilidad femenina exige la atención más urgente del público y de las autoridades sanitarias.
Cada vez que un nuevo profesional alza la voz, intentan silenciarle, pero creemos en el poder de la palabra. Estamos en una lucha contra gigantes que tienen mucho poder, pero la verdad no puede permanecer oculta para siempre.