Una nueva oleada de COVID-19 golpea a Alemania y los medios buscan culpar a los no vacunados. Según una nota publicada por el New York times la semana pasada, el país se enfrenta a una “pandemia de los no vacunados.”
Sin embargo, no podemos preguntarnos cómo podría ser culpa de los no vacunados, si las vacunas en si no previenen los contagios. Es decir, ¿acaso los vacunados no son trasmisores del virus?
El Hospital Universitario de Giessen, una de las principales clínicas alemanas de enfermedades pulmonares, está al límite de su capacidad. El número de pacientes con Covid-19 se ha triplicado en las últimas semanas. Casi la mitad de ellos están conectados a respiradores.
Para Alemania es un giro sorprendente. Al principio de la pandemia, Alemania había dado ejemplo de cómo gestionar el virus y mantener un bajo número de muertes. Se apresuró a poner en marcha pruebas y tratamientos generalizados, a ampliar el número de camas de cuidados intensivos y contaba con una líder de confianza en la canciller Angela Merkel, una científica de formación, cuyas directrices de distanciamiento social del gobierno fueron ampliamente respetadas.

Pero en la actualidad, una combinación de factores ha impulsado un nuevo aumento, entre ellos las temperaturas invernales, la lentitud en el despliegue de las vacunas de refuerzo y un aumento aún más pronunciado de las infecciones en las naciones vecinas de Europa del Este, como la República Checa. El hecho de que Alemania se encuentre en una especie de limbo político en la transición entre gobiernos no ha ayudado.
A pesar de toda esta combinación de factores, algunos expertos se empeñan en afirmar que no tienen dudas de que los no vacunados son los causantes de la ola de infecciones que llena los hospitales.
La tasa de vacunación de Alemania es mucho mejor que la de muchos países de Europa central y oriental, donde el número de muertes por coronavirus se está disparando.
Sin embargo, uno de cada tres alemanes aún no está totalmente vacunado, y la tasa de vacunación alemana es una de las más bajas de Europa Occidental. En Bélgica, Dinamarca e Italia, tres de cada cuatro personas están totalmente vacunadas. En España e Islandia, sólo dos de cada diez se han vacunado por segunda vez. Portugal tiene una tasa de vacunación cercana al 90%.
“Lo que estamos viviendo es sobre todo una pandemia de los no vacunados”, dijo el ministro de Sanidad, Jens Spahn, a principios de este mes.
Uno de cada tres votantes del distrito electoral que incluye Pirna votó por la AfD en las elecciones nacionales de septiembre. Y algo menos de la mitad de los habitantes se niegan a vacunarse. Han contribuido a que Sajonia sea el estado con la tasa de vacunación más baja de Alemania, y con el mayor número de nuevas infecciones per cápita.
Y aún así, varios restaurantes de la ciudad tienen carteles en el escaparate, invitando a “todo el mundo” -no sólo a los vacunados o recuperados de una infección según las normas estatales- a entrar.
Ahora hay 10 equipos de control de tres personas cada uno -un agente de policía, un funcionario de sanidad y alguien del departamento de orden público- que recorren los restaurantes, bares y peluquerías de la ciudad y multan in situ a quienes no respetan las normas: Los propietarios deben pagar 500 euros, unos 572 dólares, y los clientes 150 euros, 170 dólares.
Otros estados alemanes están trabajando en normativas similares, introduciendo mandatos de máscara más estrictos y, en lugar de una prueba negativa, haciendo que la prueba de vacunación o de infección anterior sea obligatoria para entrar en muchos lugares.
Puede que esto ya no sea suficiente, según Sandra Ciesek, directora del Instituto de Virología Médica del Hospital Universitario de Fráncfort y cofirmante de un documento de siete destacados científicos publicado la semana pasada, en el que instan a los políticos a acelerar las vacunas de refuerzo y a considerar una serie de medidas, como el cierre parcial de los no vacunados o incluso un cierre nacional a corto plazo.
Desde que su partido conservador perdió las elecciones nacionales en septiembre, la Sra. Merkel sólo permanece como jefa de un gobierno provisional, mientras que su probable sucesor, Olaf Scholz, ha sido absorbido por las difíciles conversaciones de coalición con otros dos partidos.
Después de que el número de nuevas infecciones diarias por coronavirus alcanzara un récord el 3 de noviembre, llegando a 33.949, los virólogos alemanes hicieron sonar la alarma. La respuesta de los futuros socios de coalición de Scholz fue una declaración en la que prometían que no habría otro cierre.
“Para mí fue un momento clave”, dijo el profesor Meyer-Hermann. “Actúan como si la pandemia hubiera terminado en un momento en que las cifras están explotando”.
Algo irónico de todo esto es que muchas de aquellas personas que consideran “no vacunadas” en realidad han recibido al menos una dosis. Sin embargo, no es suficiente…la pregunta que nos hacemos es ¿cuándo será suficiente? Ya se demostró que las vacunas no previenen los contagios, entonces decidieron imponer dosis de refuerzo, ¿acaso esperan que nos estemos inyectando eternamente?